Lo primero y más importante, es que tu arrendatario debe contar con un aval. Así, en el caso de que él deje de pagar, su aval podrá pagar la deuda.
En el caso del no pago del arriendo, podrás optar por la vía judicial. Un árbitro mediará en el conflicto.
Si tu arrendatario cuenta con un empleo estable, será un acuerdo más seguro. Para que puedas tener esa información, deberás pedirle a tu arrendatario sus liquidaciones de sueldo de los dos últimos meses.
Una vez que has realizado todos estos pasos, es clave hacer un inventario de todo lo que tienes y describir en el estado en el que están (mejor todavía si tienes fotos). Esto te servirá de prueba en caso de conflicto.
Para ello, realizas una división entre el precio del inmueble y la suma de las rentas y plusvalía que produce en un determinado tiempo.
Toma en cuenta todos los gastos que puedas tener e incluyelos en este cálculo dentro del precio del inmueble.
Debes tomar en cuenta que una propiedad ubicada en sectores céntricos y buenos accesos tendrá menos vacancia de arriendo. Inicia una investigación de puntos estratégicos de la ciudad.
Analiza y proyecta siempre las posibilidades que tiene el entorno y el comportamiento que podría tener en el mercado, tomando como principal proyección el desarrollo de infraestructura y equipamiento que se vayan a desarrollar en la zona.
Estudia siempre la mayor cantidad de alternativas y compáralas en favor de tus intereses, no siempre la tasa más baja es la mejor opción, las alternativas de gastos operacionales, seguros asociados o de meses de gracia, son soluciones a considerar.
Existen alternativas económicas para administrar tus inversiones inmobiliarias, estas alternativas ofrecen el servicio completo, desde la búsqueda del inmueble hasta los arreglos y mantención que pueda tener tu inversión. Si no tienes tiempo y no sabes sobre inversión, esta es una buena alternativa.